Debería parecer una perogrullada, pero, por desgracia no lo es:
Sin motivación no hay aprendizaje.
Hay tortura, alumn@s que están inquiet@s, aburrid@s, despistad@s, incordiantes...
Bueno, entonces ¿qué?
¿Debemos ser unos titiriteros?
¿Debemos divertir a los alumnos?
Creo que en la clase magistral lo tenemos crudo:
Los alumnos piden adrenalina o se aburren, y en gneral, se aburren.
No somos aquellos sesudos sabios que explicaban la verdad a los alumnos.
Dentro de las PBL es importante transmitir, comunicar, entusiasmar, motivar, orientar, potenciar.
Uno de los puntos claves es el equilibrio que debemos conseguir entre los diversos objetivos que nos planteamos y los recursos de que disponemos.
Nuestra acción es la acción de los alumnos, es el camino que emprenden solos, en su interior, puesto que nadie puede aprender por ellos.
Nuestro arte es el grado de artistas que tengamos, en cuanto nuestra pedagogía está en un camino particular entre la ciencia y el arte.
PBL requiere, en gran medida, de una dimensión humana que comunique, impulse y encuentre el "filón" que tiene cada cual en sus propio aprendizaje.
El problema lo tenemos, demasiado a menudo, en un mundo que ofrece adrenalina por doquier, en unos alumnos que navegan como Harry Potter e Indiana Jones por un mundo fantástico.
Cada cual debe encontrar su punto de apoyo para conseguir aquell atención necesaria en los Problemas para conseguir la vida necesaria.
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